Si padeces de dolor reumático o conoces a alguien que lo sufre, intenta aliviarlo con masajes de aceite de lavanda en la zona o zonas dolorosas.
Este aceite se puede obtener por maceración o por decocción de la mezcla de aceite de oliva con flores de lavanda. Las proporciones son las mismas para los dos métodos: 1 parte de flores de lavanda por cada 4 de aceite. En el caso de la maceración, pon la mezcla en un tarro de cristal transparente cuya tapadora no sea metálica (puesto que el metal interferiría en la mezcla), en el exterior de la casa y al sol (puede ser en la repisa de la ventana) durante 15 días, tras los cuales ya está listo para usar. Si prefieres una decocción, pon la mezcla en un recipiente cerámico sometido a la cocción lenta de un fuego muy bajo de unas 4-5 horas.
Una vez obtenido el aceite de lavanda, debes conservarlo preservándolo de la luz y cerrándolo herméticamente para alargar su vida útil.
Aumentarás su efecto si, inmediatamente acabado el masaje, envuelves de 10 a 20 minutos la zona masajeada con un paño seco para que no pierda calor y que el aceite esencial vaya penetrando más.
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