Una parte importantísima de nuestro cuerpo y a la cual no prestamos la suficiente atención, son nuestros pies.
Cuando no apoyamos el pie correctamente en el suelo, por la causa que sea (pie plano o bien exceso de arco plantar, talones valgos o varos, altura no simétrica de la cadera, etc.), la consecuencia es el sufrimiento tanto de los pies, como de los tobillos, rodillas i espalda. Al andar, la marcha no es equilibrada i, con el tiempo, la mala posición reiterada nos va a provocar dolor.
Si este es tu caso, debes hacerte una revisión. Te recomiendo hacértela aunque sólo sea para descartar una de estas anomalías. Acude a un buen traumatólogo, porque con unas simples plantillas puedes acabar con el problema. Yo acudí a uno y el cambio fue brutal: pasé de sufrir dolor y un montón de molestias que previamente yo no había asociado con este tema, a la normalidad más absoluta.
Otro aspecto que debes tener en cuenta es el calzado. Búscalo anatómico y adecuado a la actividad que quieras realizar: si practicas deporte utiliza calzado deportivo especializado en ese deporte concreto (marcha, senderismo, tenis, etc.); el calzado para caminar por la ciudad debe ser de contrafuerte duro, talón plano de unos dos centímetros de altura y horma recta, y debe mantenerte el pie bien sujeto. Deja los zapatos de tacón alto para las ocasiones especiales, puesto que estilizan la figura pero perjudican la espalda y las caderas, entre otras partes del cuerpo.
Un último consejo: No vayas todo el día con el mismo calzado, cuando llegues a casa usa zapatillas cómodas y al volver a salir a la calle cambia otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario