El título de este post hace referencia a un eslogan que utilizan algunas entidades financieras para incitarnos a adquirir aquello que deseamos aunque no tengamos dinero para comprarlo. Si caes en esa trampa y compras cosas con un dinero que no tienes, terminarás entrampada en un crédito que, a buen seguro, tendrá un nutrido interés a la hora de devolverlo.
Cuando has comprado algo a plazos, ¿Te has parado a hacer números para comprobar lo que realmente estás pagado por ese televisor, ese ordenador o, más fuerte aún, ese coche?
¿Y si lo hicieras al revés? ¿Y si primero reservaras esa cantidad cada mes y la pusieras en un sobre intocable y, dinero en mano te fueras a la tienda a comprar aquello que tanto ansias?
Esto, aunque parezca lo contrario (nos han “educado” durante décadas para comprar cosas con dinero que no tenemos) solo te reportará beneficios.
¿Cuáles?
1.- Tendrás el dinero contante y sonante en tus manos con lo que podrás ir a comprar con una gran tranquilidad, aquello que quieres sin pensar en cómo lo vas a pagar.
2.- Te da el poder de elegir dónde vas a ir a comprar dicho objeto, sin tener que buscar el que te concede la venta a plazos. Esto te va a permitir elegir el establecimiento que te ofrezca el mejor precio y las mejores condiciones por el mismo producto.
3.- Al ir con el dinero en la cartera siempre puedes pedir que un descuento por pagar al contado.
4.- El dinero que gastas es un dinero que previamente has destinado para ese gasto y por este motivo no lo quitas de otras partes. Cuando compra a plazos, tienes que devolver un crédito, y la cuota para pagarlo saldrá de tu cuenta corriente independientemente de si ese mes tienes más gastos o no.
5.- Y, algo muy importante, es una oportunidad de oro de enseñar a tus hijos a hacer un buen uso del dinero.
Recuerda que educamos más con nuestros actos que con nuestras palabras.
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