Hoy vamos a hablar de autoestima y vamos a enfocarnos primero en los adultos porque para enseñar a nuestros hijos a construir una autoestima saludable, primero tenemos que tenerla nosotros,
No podemos enseñar lo que no sabemos.
Así es que la pregunta es: ¿Crees que eres una persona que tiene una autoestima elevada? ¿Qué es para ti tener una buena autoestima?
En mis charlas me encuentro a menudo con personas que me dicen: "pero si yo me quiero mucho"; pero cuando lo hablamos con más profundidad, resulta que no se quieren tanto como creen.
¿Cómo hablas de ti a los demás? ¿Cómo te tratas cuando te equivocas en algo o las cosas no te salen como tu querías?
"Mira que llego a ser torpe", "siempre me equivoco", "nada me sale bien"...
También el tener muchos pensamientos negativos del tipo "cada vez está todo peor", "con la crisis que hay cualquiera se atreve a hacer esto o lo otro", "la gente es muy mala"... o tener miedo al futuro; son signos de una baja autoestima, entre otros.
También el tener muchos pensamientos negativos del tipo "cada vez está todo peor", "con la crisis que hay cualquiera se atreve a hacer esto o lo otro", "la gente es muy mala"... o tener miedo al futuro; son signos de una baja autoestima, entre otros.
Rompiendo creencias familiares y populares
Desde la más tierna infancia estamos recibiendo una serie de mensajes de nuestros padres y otros adultos cercanos que van dejando huella en nuestro cerebro.
Estos mensajes, a fuerza de oírlos una y otra vez se nos implantan y terminan convirtiéndose en verdades absolutas para nosotros, o dicho de otra manera, se transforman en creencias limitantes.
Una de estas creencias nos dice que quererse a uno mismo es sinónimo de ser una persona egoísta, que nos tenemos que sacrificar por los demás (este discurso, se ha implantado mucho más a las mujeres).
Desde la más tierna infancia estamos recibiendo una serie de mensajes de nuestros padres y otros adultos cercanos que van dejando huella en nuestro cerebro.
Estos mensajes, a fuerza de oírlos una y otra vez se nos implantan y terminan convirtiéndose en verdades absolutas para nosotros, o dicho de otra manera, se transforman en creencias limitantes.
Una de estas creencias nos dice que quererse a uno mismo es sinónimo de ser una persona egoísta, que nos tenemos que sacrificar por los demás (este discurso, se ha implantado mucho más a las mujeres).
Afortunadamente, cada vez vamos entendiendo que es justo lo contrario. Cuando tenemos una autoestima elevada, cuando nos queremos y nos valoramos de manera sincera y plena; lo que estamos haciendo es llenarnos de amor saludable, natural, libre, puro; y es desde este estado que podemos amar a los demás sin condiciones.
El psicólogo estadounidense Wayne Dyer decía que "no podemos dar lo que no tenemos", es decir, si tú me pides un kilo de manzanas, pero yo tengo un kilo de naranjas; yo sólo te podré dar un kilo de manzanas que es lo que tengo y no un kilo de naranjas porque no las tengo.
Si quieres dar y recibir amor incondicional y sincero; debes llenarte de este amor incondicional y sincero primero porque, como he dicho antes, no puedes dar lo que no tienes.
¿Qué significa tener una autoestima saludable?
No somos perfectos, nos encontramos en un camino de aprendizaje constante y en este transitar por la vida tendremos experiencias que nos gustarán más o menos, pero siempre tenemos que tener en cuenta que nosotros no somos estas experiencias; por eso es muy interesante hacer este ejercicio que te propongo a continuación, lo más a menudo que puedas.
Mientras, trabaja y enfócate en conseguir lo que deseas, pero de momento, siente comprensión por ti y ten mucha paciencia contigo porque te la mereces.
Decirte frases de este tipo:
Decirte frases de este tipo:
Aunque no he aprobado este examen, quiero y me acepto incondicionalmente.
Aunque no he conseguido el trabajo que quería, quiero y me acepto incondicionalmente.
Aunque no estoy compartiendo la vida con la persona que quisiera, quiero y me acepto incondicionalmente.
Aunque --------------- (aquí pone ti lo que no te guste de tu vida), me quiero y me acepto incondicionalmente.
Es importante no confundir el ser con el hacer. Si yo hago una cosa que me sale mal, no soy un desastre; he hecho una cosa mal. Si nuestros hijos tienen su habitación desordenada, no son unos desordenados, tienen un espacio desordenado.
Cuando ponemos etiquetas de este tipo (a nosotros mismos o a nuestros hijos), estamos negando la posibilidad de progresar, de cambiar a mejor ciertos aspectos de nuestra vida que necesitan atención.
Es importante no confundir el ser con el hacer. Si yo hago una cosa que me sale mal, no soy un desastre; he hecho una cosa mal. Si nuestros hijos tienen su habitación desordenada, no son unos desordenados, tienen un espacio desordenado.
Cuando ponemos etiquetas de este tipo (a nosotros mismos o a nuestros hijos), estamos negando la posibilidad de progresar, de cambiar a mejor ciertos aspectos de nuestra vida que necesitan atención.
Cuidado en ponernos en el papel de víctima
Nos situamos en el papel de víctima cuando tenemos una autoestima baja y culpamos a los demás (familia, sociedad, gobierno...) de lo que nos pasa.
Esta es una posición que puede parecer cómoda porque nos exime de responsabilidades ya que nosotros no tenemos ninguna culpa de que haya crisis, por ejemplo, o de que mi pareja me deje o que no encuentre trabajo a la edad que tengo... pero en realidad es una trampa muy peligrosa porque deja en manos de los otros el gobierno de nuestra vida.
Pero esta es una trampa mortal para nuestro crecimiento personal porque esto significa que dependo de circunstancias externas para mejorar mi vida.
El regalo de descubrir que somos cien por cien responsables de nuestra vida
Cuando construimos una autoestima elevada, descubrimos que nosotros somos responsables de la vida que tenemos en estos momentos y que si esto es así, está en nuestras manos el poder cambiar todo aquello que no nos gusta.
El regalo de descubrir que somos cien por cien responsables de nuestra vida
Cuando construimos una autoestima elevada, descubrimos que nosotros somos responsables de la vida que tenemos en estos momentos y que si esto es así, está en nuestras manos el poder cambiar todo aquello que no nos gusta.
Ya sé que no es fácil, ya sé que no es cómodo porque decidir cambiar cualquier aspecto de nuestra vida significa un esfuerzo extra y, muchas veces supone tener que salir de nuestra zona de confort; pero vale la pena.
HASTA AQUÍ LA PRIMERA PARTE DEL ARTÍCULO, EL PRÓXIMO MIÉRCOLES PUBLICAREMOS LA CONTINUACIÓN DEL MISMO.
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