Se ha publicado recientemente un estudio dirigido por el doctor Joe Vinson de la Universidad de Scranton en Pennsylvania (EEUU) cuyas conclusiones son que la patata hervida no solamente no engorda sinó que reduce la presión arterial.
El estudio se realizó con pacientes con sobrepeso y presión arterial alta, y en su dieta se incluyó entre 6 y 8 patatas dos veces al día. Las patatas se preparaban en el microondas sin ningún tipo de salsa. Pasado un mes se comprobó que ningún paciente había ganado peso y que la presión arterial media diastólica se redujo un 4,3% y la sistólica un 3,5%.
El doctor Joe Vinson insiste en que las patatas no deben cocinarse fritas sinó en el microondas y, a ser posible, con piel (si se trata de patatas nuevas) para que conserven la totalidad de sus propiedades. Si freímos las patatas perderemos muchas de sus propiedades, y además nos engordarán mucho. Tampoco las serviremos con salsas (mayonesa, Ketchup, etc.).
La patata es un tubérculo recomendable para los problemas estomacales (puesto que combate la acidez) y también es diurética. Ahora ya podemos decir que también ayuda a combatir la hipertensión y la obesidad (aunque no está libre de calorías).
El 82% de una patata es agua. Contiene vitaminas C (en su piel), A, B1, B2, B6 y PP. En cuanto a minerales, aporta mucho potasio y fósforo, magnesio, hierro, calcio y sodio. Además es rica en proteínas, almidón, fibra, ácido fólico, glúcidos e hidratos de carbono.
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