Hablaremos de las propiedades del ajo crudo, que es cuando son más efectivas.
El ajo tiene acción cardiovascular: combate la hipertensión, la trombosis, disminuye el nivel del colesterol malo y aumenta el del colesterol bueno (HDL), aumenta también la elasticidad de las arterias (por tanto disminuye el riesgo de sufrir arteriosclerosis), i, además, todo esto junto motiva que baje el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o una angina de pecho.
Sobre el sistema digestivo tiene acción antidiarreica, antiparasitaria, antiséptica y antibiótica.
Sobre el sistema respiratorio actúa como mucolítico (“reblandece la tos”).
Su consumo regular y en crudo, ayuda a mantener equilibrado el sistema inmunitario, y si nos referimos a un tipo de linfocitos (que son glóbulos blancos) los encontraremos un 150% más activos.
Reduce los radicales libres, retrasando, por tanto, el envejecimiento celular.
Por vía externa, el ajo reblandece y necrosa las células cutáneas, motivo por el cual es ideal para eliminar verrugas (tenemos publicado un post con la receta i la forma de aplicación).
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